
Esta cifra clara y contundente la ofrece el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD). Según este organismo de Naciones Unidas ocho años después del conflicto de Kosovo todavía quedan en la región 460.000 armas ilegales en posesión de la población. La mayor parte son armas ligeras que están en posesión de personas mayores de 18 años.
Una cifra que sorprende aún más si tenemos en cuenta que una de las misiones de las fuerzas internacionales después de la guerra era destruir las armas ilegales. Los militares de KFOR y ahora también la policia kosovar han llevado a cabo varias acciones de recogidas de armas a cambio de dinero para los municipios pero han conseguido pocas.
En Kosovo hay además una ley que castiga con hasta ocho años de prisión y elevadas multas la posesión ilegal de armamento, pero casi no se ha aplicado.
Una comisión parlamentaria ha advertido recientemente de que si las autoridades de Kosovo no emprenden pronto una amplia acción de recogida de armas ilegales, se verá cada vez más en peligro la seguridad de los ciudadanos de la provincia. Hay motivos para preocuparse. En una zona inestable como Kosovo cualquier chispa puede hacer detonar de nuevo el conflicto. Si la población no tuviese ese miedo no guardaría un arma en la recámara.
SILVIA
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