La situación de Kosovo se complica a medida que el Plan de Athissari se acerca al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Los contendientes, serbios y albanokosavares, se preparan para recibir la decisión de la ONU. Por desgracia tenemos que utilizar lenguaje bélico ocho años después de la guerra.
Los serbios empiezan a organizarse para evitar la independencia de Kosovo. Unos doscientos ultranacionalistas serbios de la organización de veteranos de las guerras en la ex Yugoslavia y del Movimiento Popular Unificado Serbio han creado un movimiento paramilitar para la defensa de Kosovo.
La nueva milicia lleva el nombre de los Guardias del Santo Cesar Lazar, en honor al soberano príncipe serbio Lazar que en 1389 hizo frente a la invasión turca y que perdió la decisiva batalla de Kosovo, lo que significó el inicio de la ocupación otomana de Serbia durante cinco siglos.
Los ex guerrilleros se reunieron al sur de Belgrado frente a la iglesia ortodoxa Lazarica de Krusevac. La policía detuvo a 27 personas por vestir camisetas con los símbolos de la disuelta unidad especial de Milosevic, los boinas rojas. Algunas organizaciones serbias siguen proclamando la inocencia del dictador. Muchos milicianos llevaban puestos uniformes militares con símbolos nacionalistas típicos de las unidades acusadas de atrocidades durante las guerras de Croacia, Bosnia y Kosovo. Algunos vestían camisetas con la imagen del fugitivo Ratko Mladic, acusado de crímenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional.
La comunidad internacional debe tener en cuenta estos movimientos sociales a la hora de tomar cualquier situación. Un nuevo brote de violencia acabaría con la frágil estabilidad de Kosovo. El horror puede visitar otra vez las calles de la última cicatriz de los Balcanes.

SILVIA
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